La sobreutilización de la tecnología (sólo un 30 % está justificada),
por la presión de la tecnoestructura económica y sanitaria y por la
fascinación que ejerce en los médicos, incrementa los costes (30 % del
gasto sanitario total español)
La persecución inmisericorde del diagnóstico, incluso sin tener en
cuenta las necesidades de los pacientes, incrementa los costes
La variabilidad injustificada de la práctica clínica incrementa los
costes y los riesgos para el paciente
La descentralización sanitaria en varios centros de compra rompe las
economías de escala incrementando los costes
La descoordinación entre atención primaria, hospitalaria y atención
socio-sanitaria incrementa los costes
La práctica de la medicina defensiva puede encarecer el gasto
sanitario hasta un 15-20 %, como pasa en USA
La politización de la gestión produce desconfianza, desmotivación y
falta de colaboración de los profesionales en el cumplimiento de los
objetivos asistenciales y financieros del SNS
La subfinanciación de la atención primaria reduce su capacidad de
intervención y dificulta su labor resolutiva y de filtro
Los ciudadanos hacen un uso razonable de los servicios de salud:
No es realista la cifra de 9 visitas/ paciente/ año al médico de
cabecera. El dato más fiable es de 6 visitas/persona/año, según una
encuesta realizada a 4.250 pacientes en 18 provincias y en 170 centros
de salud en septiembre de 2010 (5,6 visitas/paciente/año según la
evaluación de la estrategia AP21)
Los ciudadanos están satisfechos con la atención primaria. En las
encuestas se obtiene una satisfacción de 8 sobre 10 (8,4 en la
estrategia AP21).
Gran parte del consumo de servicios de salud (el 70 %) es decidido por
los médicos y por el propio sistema (consultas, burocracia, etc)
El envejecimiento poblacional no es el principal problema:
En los peores escenarios, el envejecimiento hace crecer el gasto
sanitario total entre un 5-20 % ( en torno al 9 % en 2016 según PJ), y
el farmacéutico un 15 %
Y los copagos no son la solución:
Las cuotas o copagos disuaden la utilización de servicios necesarios
por pobres y ancianos de bajos ingresos
Las cuotas no contienen la demanda
Las cuotas son poco eficaces en la contención del gasto
Los costes de gestión del copago no generan recursos adicionales al SNS
Los copagos moderados recaudarían solamente un 0,85 % del gasto
sanitario actual
Los países que introducen sistemas de copago incrementan su gasto
sanitario. Por ejemplo Portugal: en los últimos 20, con los copagos,
el gasto sanitario ha crecido un 4,7 % sobre el PIB, frente al 2,5 %
en España
Los copagos producen costes indirectos, como incremento de ingresos
hospitalarios, con aumento final de costes en 240 $/persona/año (USA)
Tampoco es solución incrementar el aseguramiento privado:
Se reduce la recaudación para el sistema sanitario público
Se incrementan los costes administrativos
Aumenta la población sin ningún tipo de cobertura, porque el ciudadano
no puede mantener crecimientos de las primas de un 5 % interanual de
promedio
La concentración de seguros elimina la competencia y la libre elección
del usuario
Hay margen para mejorar la eficiencia del SNS:
Asegurando presupuestos suficientes, incrementando la recaudación
fiscal, recuperando impuestos y procurando una financiación realmente
destinada a sanidad (finalista)
Si se incrementara el uso de medicamentos genéricos, se redujera el
crecimiento del gasto farmacéutico hospitalario (crece un 15 %
interanual) y se regularan las maniobras de marketing de los
laboratorios farmacéutico dirigidas a los médicos y asociaciones de
enfermos, se reduciría ese 50% de medicamentos que se prescriben,
dispensan o venden de forma inapropiada, y/o que la mitad de los
pacientes toman incorrectamente
Adecuar la utilización tecnológica (modelo NICE,?), poner en marcha
una agencia de compras
Paralizar las privatizaciones, externalizaciones, desregulaciones,
fragmentaciones de centros y servicios, etc?
Potenciar la atención primaria: Una atención primaria fuerte consigue
mejores niveles de salud de la población, con buena satisfacción
ciudadana y a unos costes soportables
Fomentar la participación profesional y ciudadana y los elementos de
coordinación entre niveles de atención y prestación social
Porque nuestros SNS no está en peligro:
En España, en cuanto a resultados en salud, en los últimos treinta
años la esperanza de vida a pasado de 75,6 años a 81,1 y la mortalidad
por todas las causas de 819,50/100.000 habitantes a 568,5.
Además, nuestro SNS es barato y eficiente y no está en peligro, ni por
la parte del gasto, que es un 15% inferior y ha crecido un 34% menos
que la media de los países de la OCDE; ni por la de los ingresos
fiscales, que tienen margen para crecer, porque son un 22% inferiores
y han descendido un 56% más que la media de países de la OCDE.
Si privatizamos, el sistema será más costoso e insostenible: dejará
fuera de la asistencia a millones de españoles, a los que más lo
necesitan.
Feliz verano
Luis Palomo