Covid-19 — A Reminder to Reason
- Ivry Zagury-Orly, B.Sc.,
- and Richard M. Schwartzstein, M.D.
Este es un blog medico que nunca podrá sustituir el buen juicio médico en la toma de decisiones.Intentamos compartir con los profesionales nuestras experiencias, conocimientos,lecturas,etc con la finalidad de mejorar la practica clinica.No es un blog para pacientes aunque no rechazamos sus comentarios
Covid-19 — A Reminder to Reason
- Ivry Zagury-Orly, B.Sc.,
- and Richard M. Schwartzstein, M.D.
https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMe2009758Presymptomatic SARS-CoV-2 Infections and Transmission in a Skilled Nursing Facility
Como me explicaron ayer en videoconferencia el jefe de microbiología de La Paz, ojo con los test rápidos de lectura en cabecera (point of care- ver nota de OMS) y respecto a lo tardío de la elevación de los distintos anticuerpos en el trabajo de Zhao. Coincidente con muchas de vuestras intervenciones en comité técnico.
https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.03.02.20030189v1.full.pdf
la Oms no recomienda basarnos en ellos para decisiones clínicas por el momento:
At present, based on current evidence, WHO recommends the use of these new point-of-care immunodiagnostic tests only in research settings. They should not be used in any other setting, including for clinical decision-making, until evidence supporting use for specific indications is available.
CRISPR–Cas12-based detection of SARS-CoV-2
, Nature Biotechnology (2020)Cite this article
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Abstract
An outbreak of betacoronavirus severe acute respiratory syndrome (SARS)-CoV-2 began in Wuhan, China in December 2019. COVID-19, the disease associated with SARS-CoV-2 infection, rapidly spread to produce a global pandemic. We report development of a rapid (<40 min), easy-to-implement and accurate CRISPR–Cas12-based lateral flow assay for detection of SARS-CoV-2 from respiratory swab RNA extracts. We validated our method using contrived reference samples and clinical samples from patients in the United States, including 36 patients with COVID-19 infection and 42 patients with other viral respiratory infections. Our CRISPR-based DETECTR assay provides a visual and faster alternative to the US Centers for Disease Control and Prevention SARS-CoV-2 real-time RT–PCR assay, with 95% positive predictive agreement and 100% negative predictive agreement.
Tres lecciones que extraer de la emergencia para la mejora del sistema de salud y una cautela para el futuro
Global guidance for surgical care during the COVID‐19 pandemic
Background
Surgeons urgently need guidance on how to deliver surgical services safely and effectively during the COVID‐19 pandemic. The aim was to identify the key domains that should be considered when developing pandemic preparedness plans for surgical services.
Methods
A scoping search was conducted to identify published articles relating to management of surgical patients during pandemics. Key informant interviews were conducted with surgeons and anaesthetists with direct experience of working during infectious disease outbreaks, in order to identify key challenges and solutions to delivering effective surgical services during the COVID‐19 pandemic.
Results
Thirteen articles were identified from the scoping search, and surgeons and anaesthetists representing 11 territories were interviewed. To mount an effective response to COVID‐19, a pandemic response plan for surgical services should be developed in advance. Key domains that should be included are: provision of staff training (such as patient transfers, donning and doffing personal protection equipment, recognizing and managing COVID‐19 infection); support for the overall hospital response to COVID‐19 (reduction in non‐urgent activities such as clinics, endoscopy, non‐urgent elective surgery); establishment of a team‐based approach for running emergency services; and recognition and management of COVID‐19 infection in patients treated as an emergency and those who have had surgery. A backlog of procedures after the end of the COVID‐19 pandemic is inevitable, and hospitals should plan how to address this effectively to ensure that patients having elective treatment have the best possible outcomes.
Conclusion
Hospitals should prepare detailed context‐specific pandemic preparedness plans addressing the identified domains. Specific guidance should be updated continuously to reflect emerging evidence during the COVID‐19 pandemic.
Developing Covid-19 Vaccines at Pandemic Speed
- Nicole Lurie, M.D., M.S.P.H.,
- Melanie Saville, M.D.,
- Richard Hatchett, M.D.,
- and Jane Halton, A.O., P.S.M.
Covid-19: Quarantine works when introduced early alongside other measures, finds review
Clinical characteristics and outcomes of patients undergoing surgeries during the incubation period of COVID-19 infection
Uso público de mascarillas, ante la pandemia de COVID-19. La pregunta original del usuario era "Ante la pandemia por COVID-19 la población en general, sin síntomas y sin sospecha de contacto, cuando salga a la calle, además de la distancia de seguridad y lavado de manos, ¿debería utilizar mascarilla, sea cual sea?" Public use of masks, in the face of the COVID-19 pandemic
Incluida en el banco de preguntas el 08/04/2020. Categorías: Enfermedades Infecciosas, Prevención y promoción de la salud, COVID-19, COVID-19: Prevención .
Pregunta actualizada a 09 de abril de 2020
La información contenida en esta respuesta, está en continua revisión, siendo posible que, en un plazo breve sea actualizada, incorporando una nueva pregunta al Banco de Preguntas. Algunos de los documentos referenciados son "preprint", es decir que no han sido revisados por pares. Aportan información que precisa ser evaluada con detalle antes de convertirse en recomendaciones aplicables a la práctica clínica.
Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC)(1)y el European Centre for Disease Control and Prevention (ECDC)(2) han publicado recomendaciones de uso de mascarillas faciales (MF) por parte de la población general para reducir la posible transmisión pre-sintomática o asintomática de COVID-19 del usuario de la máscara a otros. En cambio, la Organización Mundial de la Salud (OMS)(3)asesora acerca de las consideraciones que se deberían tener en cuenta ante dicha decisión.
Fueron los CDC, (03/04/2020), el primer organismo en recomendar a la población el uso de mascarillas de tela (MT) cuando las personas se encuentren en lugares públicos donde es difícil lograr el distanciamiento social, especialmente en áreas con una transmisión comunitaria sustancial. La justificación de uso de la MF es principalmente contener las secreciones y prevenir la transmisión de personas que tienen infección asintomática o pre-sintomática. Los CDC, insisten que la recomendación de cubrirse la cara no incluye la mascarilla quirúrgica (MQ), que deben reservarse para los profesionales sanitarios. Las personas que atienden a pacientes con COVID-19 sospechoso o confirmado en el hogar también deben usar una MF cuando estén en la misma habitación que ese paciente (si el paciente no puede usar una MQ).
El ECDC, emite un informe (08/04/2020), en el que realiza iguales recomendaciones que los CDC, dando importancia a que el uso de MF en la comunidad debería considerarse solo como una medida complementaria y no como sustitución de las medidas preventivas establecidas y que el uso apropiado de las MF podría mejorarse a través de campañas educativas a la comunidad.
Con fecha 06/04/2020, la OMS publicó su informe de asesoramiento de uso de mascarillas en el que expresa, que usar una MQ es una de las medidas de prevención que pueden limitar la propagación de ciertas enfermedades virales respiratorias, incluido COVID-19 pero que, sin embargo, el uso de una MQ sola, es insuficiente para proporcionar un nivel adecuado de protección, y también se deben adoptar otras medidas. También indica que las MQ deben reservarse para los trabajadores sanitarios. y que el uso de MQ en la comunidad puede crear una falsa sensación de seguridad, al descuidar otras medidas esenciales, como las prácticas de higiene de manos y el distanciamiento físico, y puede conducir a tocar la cara por debajo de la MQ.
La OMS reitera que, el amplio uso de MQ por parte de personas sanas en entornos comunitarios no está respaldado por la evidencia actual y conlleva incertidumbres y riesgos críticos. Sugiere que las personas que tomen decisiones deberían considerar:
- Propósito del uso de la mascarilla
- Riesgo de exposición al virus COVID-19 en el contexto local
- Vulnerabilidad de la persona / población
- Entorno en el que vive la población en términos de densidad de población
- Viabilidad
- Tipo de mascarilla
Además de estos factores, se deberían valorar también las ventajas potenciales del uso de la MQ por parte de personas sanas en el entorno comunitario que incluyen la reducción del riesgo potencial de exposición de la persona que es infectada durante el período "pre-sintomático" y la estigmatización de las personas que usan la mascarilla para el control de la fuente.
Sin embargo, los siguientes riesgos potenciales deberían tenerse en cuenta cuidadosamente en cualquier proceso de toma de decisiones:
- autocontaminación que puede ocurrir al tocar y reutilizar la mascarilla contaminada;
- dependiendo del tipo de mascarilla utilizada, posibles dificultades para respirar;
- falsa sensación de seguridad, lo que lleva a una posible menor adherencia a otras medidas preventivas como distanciamiento físico e higiene de manos;
- desvío de suministro de mascarillas y la consiguiente escasez de MQ para los trabajadores sanitarios;
- desvío de recursos de medidas efectivas de salud pública, como la higiene de manos.
Cualquiera sea el enfoque que se adopte, es importante desarrollar una estrategia de comunicación sólida para explicar a la población las circunstancias, los criterios y las razones de las decisiones. La población debería recibir instrucciones claras sobre qué mascarillas usar, cuándo y cómo y sobre la importancia de seguir estrictamente todas las demás medidas.
El sumario de evidencia de UptoDate sobre Enfermedad por coronavirus 2019(4) (COVID-19), en el apartado de prevención de la exposición en la comunidad, refiere que si la transmisión comunitaria del SARS-CoV-2 está presente, se debería alentar a los ciudadanos a practicar el distanciamiento social permaneciendo en casa tanto como sea posible y manteniendo una distancia de dos metros de los demás cuando tengan que salir de casa. En particular, las personas deben evitar las multitudes y el contacto cercano con personas enfermas.
Además, se recomiendan las siguientes medidas generales para reducir la transmisión de la infección:
- Lavado de manos minucioso, particularmente después de tocar superficies en público. El uso de desinfectante para manos que contenga al menos 60% de alcohol es una alternativa razonable si las manos no están visiblemente sucias.
- Higiene respiratoria (por ejemplo, cubriendo la tos o estornudos).
- Evitar tocarse la cara (en particular los ojos, la nariz y la boca).
- Limpieza y desinfección de objetos y superficies que se tocan con frecuencia. Estas medidas deben ser seguidas por todas las personas, pero deben enfatizarse para los adultos mayores y las personas con afecciones médicas crónicas, en particular.
Las recomendaciones sobre el uso de MF por parte de miembros sanos de la comunidad varían según el país(5):
China
- Personas con riesgo moderado de infección: MQ o desechable de uso médico. (Las personas con riesgo moderado de infección incluyen aquellas que trabajan en áreas de alta densidad de población (por ejemplo, hospitales, estaciones de tren), quienes han estado o viven con alguien en cuarentena y el personal administrativo, la policía, la seguridad y los correos cuyo trabajo está relacionado a COVID-19).
- Personas de bajo riesgo de infección: MF desechable de uso médico. (Las personas con bajo riesgo de infección incluyen aquellas que viven y desarrollan su actividad en áreas de alta densidad de población (por ejemplo, supermercados,centros educativos, centros comerciales).
- Personas con muy bajo riesgo de infección: no tienen que usar MF o pueden usar una MT. (Las personas con muy bajo riesgo de infección incluyen aquellas que se quedan principalmente en casa, que realizan actividades al aire libre y que trabajan o estudian en áreas bien ventiladas).
Hong Kong
- Las MQ pueden prevenir la transmisión de virus respiratorios de personas enfermas. Es esencial que las personas sintomáticas (incluso si tienen síntomas leves) usen una MQ.
- Usar una MQ cuando se use el transporte público o se permanezca en lugares con mucha gente. Es importante usar una MF adecuadamente y practicar una buena higiene de las manos antes de usar y después de quitarse MF.
Singapur
Usar una MQ si tiene síntomas respiratorios, como tos o secreción nasal.
Japón
Se cree que la efectividad de usar una MF para protegerse de contraer virus es limitada. Se indica que usar una MF en espacios confinados y mal ventilados, podría ayudar a evitar la captura de gotas emitidas por otros, pero si se está en un ambiente al aire libre, el uso de la MF no es muy eficiente.
Reino Unido
Las MQ juegan un papel muy importante en lugares como los hospitales, pero hay muy poca evidencia de un beneficio generalizado para el público en general.
Alemania
No hay pruebas suficientes para demostrar que el uso de una MQ reduce significativamente el riesgo de una persona sana de infectarse mientras la usa.
Los siguientes artículos, son una preimpresión y no han sido revisado por pares. Informan sobre nuevas investigaciones médicas que aún no se han evaluado y, por lo tanto, no deben usarse para guiar la práctica clínica.
Una revisión sistemática rápida(6) de la evidencia científica existente sobre el desarrollo de enfermedades respiratorias, vinculada al uso de MF en entornos comunitarios, expresa que hubo 31 estudios elegibles, se incluyeron 12 ensayos clínicos aleatorios (ECAS). Se realizó un metanálisis de síntesis narrativa y efectos aleatorios de las tasas de ataque para prevención primaria y secundaria en 28 estudios. Los resultados se informaron por diseño, entorno y tipo de MF en la prevención primaria, y por quién usó la MF en los ensayos de prevención secundaria. El resultado principal fue la enfermedad similar a la gripe (ESG). La mayoría de los estudios informaron sobre el uso de MQ. En 3 ECA, se observa que el uso de una MF puede reducir ligeramente las probabilidades de desarrollar ESG / síntomas respiratorios, en alrededor del 6% (odds ratio [OR] 0,94; IC del 95%: 0,75 a 1,19; I2 29%, evidencia de baja certeza). Los estudios observacionales sugirieron una mayor efectividad. Cuando los contactos en el domicilio y el miembro infectado usaban MF, las probabilidades de que otros miembros del hogar se contagien pueden reducirse modestamente aproximadamente un 19% (OR 0,81; IC del 95%: 0,48 a 1,37, I2 45%, 5 ECA, evidencia de baja certeza). El efecto protector fue muy pequeño si solo la persona sana (OR 0,93; IC del 95%: 0,68 a 1,28; I2 11%, 2 ECA, evidencia de baja incertidumbre) o la persona infectada usaba la MF (evidencia de certeza muy baja). Concluyen los autores que el usar MF puede ser muy poco protector contra la infección primaria por contacto casual con la comunidad, y modestamente protector contra infecciones domésticas cuando los miembros infectados y no infectados usan MF. Sin embargo,en los estudios observacionales, la evidencia a favor del uso de MF fue más fuerte. En definitiva consideran que la evidencia no es lo suficientemente sólida como para respaldar el uso generalizado de MF como medida de protección contra COVID-19. No obstante, existe evidencia suficiente para respaldar el uso de MF por períodos cortos de tiempo por individuos particularmente vulnerables cuando se encuentran en situaciones transitorias de mayor riesgo. Se necesitan más ensayos de alta calidad para evaluar cuándo es más probable que el uso de MF en la comunidad tenga un efecto protector.En un estudio ecológico(7) se utilizó la regresión lineal para evaluar la asociación entre los diagnósticos COVID-19 por habitante y la promoción nacional de MF en público (codificadas como una variable binaria). Ocho países abogaron por usar MF en público: China, Chequia, Hong Kong, Japón, Singapur, Corea del Sur, Tailandia y Malasia. En el análisis multivariante, el uso de MF se asoció negativamente con el número de casos COVID-19 / habitante (coef. -326, IC 95% -601- -51, P = 0,021). La intensidad de la prueba se asoció positivamente con los casos de COVID-19 (coef. 0,07, IC 95% 0,05-0,08, P <0,001). Se concluye que estos resultados a nivel ecológico respaldan los estudios individuales que expresan que con el uso de MF se reduce la transmisión y la adquisición de infecciones virales respiratorias.
Un estudio observacional(8), describe una serie de medidas de salud pública que se implementaron en Hong Kong, para retrasar y reducir la transmisión local de COVID-19, y que produjeron cambios importantes en los comportamientos del público en general. Se examinó el efecto de estas intervenciones y los cambios de comportamiento en la incidencia de COVID-19, así como en las infecciones por el virus de la gripe que pueden compartir algunos aspectos de la dinámica de transmisión con COVID-19. Se revisaron las intervenciones políticas y se midieron los cambios en el comportamiento de la población a través de dos encuestas telefónicas, del 20 al 23 de enero y del 11 al 14 de febrero. Se analizaron datos sobre casos de COVID-19 confirmados por laboratorio, datos de vigilancia de gripe en pacientes ambulatorios de todas las edades y hospitalizaciones por gripe en niños. Se observó que la transmisibilidad de COVID-19 se mantuvo en 1 o menos, lo que indica una contención exitosa. La transmisión de la gripe disminuyó sustancialmente después de la implementación de medidas de distanciamiento social y cambios en los comportamientos de la población, con una reducción del 44% (IC 95%, IC: 34% a 53%) en la transmisibilidad en la comunidad y un 33% ( IC 95%: reducción del 24% al 43%) en la transmisibilidad basada en las tasas de hospitalización pediátrica. En las dos encuestas se estimó que el 74,5% y el 97,5% de la población adulta general usaban MF al salir, y el 61,3% y el 90,2% evitaban ir a lugares con mucha gente, respectivamente. En conclusión, parece que las medidas de contención, las medidas de distanciamiento social y los cambios en el comportamiento de la población evitaron la propagación de COVID-19 y una reducción sustancial en la transmisión de la influenza a principios de febrero de 2020. Sin embargo, puede ser un desafío mantener estas medidas y comportamientos de la población a medida que COVID-19 continúa extendiéndose a nivel mundial.
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A Shift on the Front Line
- Silvia Castelletti, M.D.
I have just finished the night shift on the Covid-19 ward. I look at myself in the mirror: I have a C on my nose from the FFP2 (N95) mask I wear all the time, deep marks on my face left by the elastic bands; my eyes look tired, my hair is damp with sweat. I am not a doctor and a woman any longer — now I am just a doctor, a soldier in the war against the virus.
Before starting my shift, I have to don the protective gear — this is when I get the adrenaline rush: you are in the room with your colleagues, you try cracking a joke, but our eyes reflect our worry about protecting ourselves adequately as we carry out correctly all the steps in dressing: gloves, gown, second pair of gloves, glasses, cap, mask, visor, shoes, shoe covers…and tape over tape to keep everything sealed. The person who helps you dress writes your name and your role on your lab coat with a red marker, because when we are so costumed nobody recognizes anybody else. And when she says "Done," it's time to enter the ward.
You feel like a soldier about to jump from a plane, hoping your parachute will open: you hope the mask and the visor will protect you, you hope the gloves will not rip, you hope that nothing "dirty" will come in contact with your body.
Entering the ward is like walking into a bubble: all sounds are muffled by the heavy equipment. For the first 10 to 15 minutes you can't see anything because your breath fogs up the visor until it adapts to the temperature, and then you start seeing something between the droplets of condensation. You walk in, hoping the shoe covers will not come off as usual, and the shift starts.
You take your instructions from your exhausted colleagues from the previous shift. There is a phone that's used for receiving special instructions on hospitalizations from the regional coordinator of the health system; you hope it will not ring often and that hospitalizations will be few. You and your colleagues sort out tasks and you start visiting patients: the young patient you were about to intubate the other day is getting better, the elderly one is dying, the nun is still fighting, and the nurse from your hospital is not doing well…. You see faces you don't know and others you know very well, the faces of people who worked in your ward until only a couple of weeks ago.
It's amazing how quickly everything has changed. Your research and clinic routine feel so far away. You miss the emergency department shifts because compared with this, they appear easy as pie. The hours go by, and your nose hurts more and more, the mask cuts through your skin and you can't wait to take it off and finally breathe. Breathe. It's what we all want these days, doctors and patients, nurses and care workers. All of us. We want air.
Finally, the end of your shift comes, 8 hours made even longer and more endless by thirst, hunger, and the need to relieve yourself, things you cannot do when you're on duty: drinking, eating, or going to the bathroom would mean taking off the protective equipment. Too risky. And too expensive. Protective equipment is precious, and taking it off means having to replace some of it, reducing the quantity available to your colleagues. You have to be thrifty, you have to resist and wear a diaper you hope you won't have to use because your dignity and your psychological state are compromised enough as it is by the work you are doing, the look on the patients' faces, the words of their relatives when you call them to update them on the condition of their loved ones. Some ask you to wish their father a happy name day, others to tell their mother they love her and to give her a caress…and you do what they ask, trying to hide from your colleagues the tears in your eyes.
The end of the shift comes, reinforcements arrive, other colleagues take over. You give them instructions, the things to do, the things not to do. You can go home, but first you have to take off your protections, and you must be careful — careful with every move you make. Removing protective equipment is another ritual that must be performed calmly, because everything you are wearing is contaminated and must not come in contact with your skin.
You are tired and you just want to get away, but you must make one last effort, concentrate on each movement you make to remove all the protections. Each movement has to be slow. You can finally take off the mask, and when you peel it off, you feel a searing pain from the bleeding cuts that it made in your nose. The tape was useless — it didn't stop your nose from bleeding or hurting. But at least you're free. You leave the undressing area naked, put on uniform scrubs, and go to the changing rooms.
You get dressed, leave the hospital, and take a deep breath. Get in the car. When you get home you have to be watchful again. The entryway is already organized like the hospital undressing area because you cannot risk contaminating the house. You undress, put everything in a bag, and quickly take a hot shower: the virus can survive on your hair, so you have to wash yourself thoroughly.
It's over. The shift is over, the fight has just begun.
Disclosure forms provided by the author are available at NEJM.org.
This article was published on April 9, 2020, at NEJM.org.
Author Affiliations
From the Center for Cardiac Arrhythmias of Genetic Origin, IRCCS Istituto Auxologico Italiano, Milan.
Supplementary Material